Recientemente tuvimos la fortuna de que llegara a nuestras manos esta obrita de no gran extensión, pero sí de calidad, que con un criterio historiográfico moderno y riguroso acomete la tarea de realizar una historia de la arqueología cubana en un periodo que resulta especialmente interesante, entre 1847 y 1922. Valga como ejemplo, en el campo científico, lo que supuso la irrupción del darwinismo en una sociedad muy conservadora, especialmente la formada por los componentes de la mayoría de la estructura científica occidental.
De la importancia que para la historiografía de la arqueología española supuso la aportación cubana en ese periodo baste con recordar los trabajos de Rodríguez-Ferrer y la llegada al Gabinete de Historia Natural de Madrid de materiales procedentes de cuevas cubanas, muchos años antes de que la Prehistoria hubiese iniciado un proceso de institucionalización en la metrópoli.
Por otra parte, conviene recordar que frecuentemente se habla de la creación en España, durante el s. XIX de la Sociedad Antropológica Española y la homónima de Sevilla, olvidándose de la de la Isla de Cuba, siendo que en aquellos momentos, también Cuba estaba bajo soberanía española. Asimismo, resultan sugerente las concomitancias existentes en instituciones como el Museo Canario y el Museo Antropológico cubano, así como, incluso, el paralelismo que se observa en muchos aspectos entre los doctores Chil y Naranjo y Montané.
Por último, recomendar la lectura de la obra y felicitar a su autora Silvia Teresita Hernández Godoy por su publicación.
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