El pasado 10 de diciembre de 2012, se celebró un acto en el
Claustro de la Escuela de Minas con motivo de la celebración de los 150 años
del descubrimiento en el yacimiento de San Isidro de un útil prehistórico en
1862. El hallazgo fue llevado a cabo por geólogos e ingenieros de minas, dos de
ellos franceses, Louis Lartet y Edouard Verneuil, y un español Casiano de
Prado.
En ese momento, sólo habían transcurrido dos años desde que la
comunidad científica había aceptado la alta antigüedad de los yacimientos de Kent’s
Cavern y del valle del Somme. Con este hallazgo España pasaba a ser el tercer
país, tras Inglaterra y Francia en el que se admitía la existencia de útiles
prehistóricos. La búsqueda de restos prehistóricos por parte de investigadores
de las dos potencias europeas en otros países consistía en intentar demostrar
que los hallazgos eran generalizables a otras partes del globo. Y el
descubrimiento de San Isidro, así parecía confirmarlo.
Muy interesante es también observar que la noticia del
descubrimiento no se dio en España hasta dos años más tarde, en 1864.
Previamente, Casiano de Prado esperó que se diera la noticia en Francia, pues
las condiciones científicas, ideológicas y culturales en España no permitían
hacerlo sin el aval de las potencias extranjeras. Téngase en cuenta que es el
momento en el que se está en pleno debate sobre el darwinismo.
A partir de 1864 se irán produciendo en España nuevas
adhesiones a la incipiente Ciencia prehistórica, como la de Juan Vilanova y
Piera, y durante la mayor parte del s. XIX San Isidro será el yacimiento
estrella de la Prehistoria española.
El acto fue abierto por el Director de la Escuela, D. José
Luis Parra y Alfaro, hablando a continuación D. Mariano Ayarzagüena Sanz, D.
Manuel Santonja Gómez, D. Javier Baena Preysler y D. Gonzalo Ruiz Zapatero.
A su finalización, el profesor de la Escuela de Minas, D.
Octavio Puche Riart realizó una visita guiada al Museo Histórico-Minero de la
Escuela, haciendo especial hincapié en aquellas piezas de especial valor
arqueológico, algunas de ellas descubiertas por el propio Casiano de Prado.
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